El aire está cambiando,
algo se acerca de manera veloz, ¿estás preparada?
El viento trae cambios, las puertas que hasta ahora estaban cerradas, las mentes hasta ahora dormidas, se abren a la par. Encontramos senderos ocultos, por los que el misterio del “alem”, del más allá, camina cabalgando el viento. La tierra se está convirtiendo en un recuerdo de lo que fue, los arboles se desnudan para guardar su “vida” en la profundidad de la tierra. El aroma a manzanas, caldos, leña ardiendo y castañas asadas, flota en el ambiente. La tierra nos lleva hacia el invierno, y a sus puertas es momento de muerte, es por ello que los muertos y otros espíritus están más presentes, y tenemos mayor capacidad para percibirlos, notarlos, verlos...Estamos frente a la muerte, nos deleitamos con ella, con su sombrío clima, y fluimos con su energía. Es tiempo intermedio, no estamos aquí ni allí, si no en ambos lados de la realidad.
Pasar cerca de los ríos, de las encrucijadas, de las casas “deshabitadas”, por debajo o por encima de los puentes, etc. Tiene en este momento del año un extra de peligro. Es momento de tomar precauciones y portar protecciones extra. Si inevitablemente debes pasar por estos lugares liminales es una buena idea llevar un poco de hierro en el bolsillo, como un clavo, una herradura, o algún amuleto. Una cabeza de ajos, una pulsera de nudos hecha con cordón rojo, agua de protección, un saquito con sal, etc. Una buena idea es dejar en estos lugares una ofrenda a modo de pago, para los elementales, espíritus desencarnados, y demás energías que circulan por estos sitios de paso. Puedes dejar de ofrenda un poco de pan mojado en leche, manzanas, un poco de luz, etc. de esta manera quedarán complacidos.
Zeltía La Loba.Copyright©
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