A menudo me siento fuera de tiempo, tanta prisa, tanta inmediatez me abruma. La ley del mínimo esfuerzo y el culto a la superficialidad, a las apariencias, a lo simple, rápido y caro es lo que domina esta sociedad moderna. Y tristemente la comunidad mágica no es una excepción. Una gran cantidad de personas llegan a la magia y la brujería con la determinación de conseguir resultados de inmediato, de adquirir conocimientos a golpe de clic, con la falsa creencia de que llevar unos meses, un año, un par de años en la brujería les hace expertos, y se enzarzan en debates con personas que ni conocen, y que en ocasiones son brujos con décadas de experiencia. Todo esto sin perder de vista su “meta” de ser unas súper brujas en un año y un día. Lo veo a diario, cuando alguien me pide información para entrar a la escuela de magia y ven que solo el primer grado, de magia elemental básica dura un año completo, muchas y muchos no están dispuesto hacer el esfuerzo de formarse de verdad. Si tienes esa visión o propósito en tu vida mágica, déjame decirte que no has entendido nada. Querer llegar a la “meta” sin pisar el camino...¿no te das cuenta de que el camino lo es todo? El camino es el porque de todo, LA META NO EXISTE. Y en esas ansias de acortar los procesos puedes perderte en las banalidades de las apariencias, de pensar que ser bruja, meiga o chamana es vestirte de negro, o de época, o pintate el pelo de colores, o estar en mil grupos sobre brujería en las rede sociales...no querida mía, pequeña meiga, ten claro, como claro luce el día de que: LA META NO EXISTE Y EL CAMINO LO ES TODO.
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