El camino de la meiga es un viaje solitario en el que nosotras elegimos caminar entre “lusco e fusco”, “entre luces y sombras”. La sombra nos recoge, nos abriga, nos enseña los misterios de la magia, nos ata a las raíces mas ancestrales de nuestro mundo para hacernos pisar con fuerza entre los mundos. La luz, la luz es la chispa, el movimiento, la conexión con lo exterior, y tira de nosotras hacia lo celeste, hacia la alegría y el entusiasmo de la vida. Somos funambulistas tratando de mantener el equilibrio de las leyes de las existencias.
Si, la gran mayoría de meigas somos solitarias, quizás sea por nuestra concepción del mundo, quizás por que seamos refugios temporales para otras personas que se acercan a nosotras en busca de ayuda, de consuelo, de una mano o tan solo de una mirada de aprobación o consuelo, y después, continúan su propio viaje de auto-descubrimiento. No juzgamos, somos conscientes de que cada uno esta librando su propia batalla, y eso solo se puede juzgar desde dentro, pero no nos traiciones por que no tendrás una segunda oportunidad, la traición tiene un alto precio para ambos lados.
No hay dos caminos iguales, igual que no hay dos pisadas de meigas iguales, pero en lo que seguro que coincidimos es que a pesar de lo maravilloso que es nuestro viaje, es duro y agotador. Pero caminamos con orgullo, con la frente erguida y dispuestas a ofrecer nuestra mano incluidos aquellos que nos despreciaron por nuestras creencias o prácticas.
Si, las meigas caminamos solas en un mundo en el que para muchos somos un anacronismo, a todos ellos les digo: somos eternas y atemporales, podéis bendecirnos o maldecirnos, seguiremos caminando a través de los tiempos.
Zeltía La Loba.Copyright©
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